Cuando comenzamos a percibir la vida como difícil,
complicada, trabada, significa que algo nos está deteniendo en poder fluir con
la vida. La vida es. La Vida fluye.
Observemos la Naturaleza: Los ecosistemas tienen su
equilibrio, que no es estático, es un equilibrio dinámico. Hay evolución, hay
adaptación a nuevas situaciones, hay cambios. La Naturaleza no piensa, ni
elucubra, no evalúa ni critica y sin embargo todo fluye, sucede. Los cambios de
estación, el día y la noche. Hay épocas de sequía y épocas de tormentas, todo
tipo de climas se alternan y sin embargo el mundo sigue girando. La naturaleza
sigue inexorable.
Sólo hay un grupo de seres que se hicieron importantes, que
se creen dueños del planeta: los humanos. Nosotros. Los que pensamos, los que
"sabemos" mejor que nadie cómo deben ser las cosas. Los que quedamos
atrapados en la materia. Los que queremos ser dueños del mundo, de la riqueza,
del dinero, de los recursos naturales, del tiempo.
Muchas veces esta misma soberbia que nos hace creer
superiores a todo, nos impide ver nuestras propias limitaciones. No nos damos
cuenta que quedamos atrapados en creencias limitantes, en emociones no
resueltas, en enfermedades y en conflictos, en problemas con los que nos rodean
y con nosotros mismos.
Nuestra mayor bendición, como seres humanos que somos, es
nuestra libertad para con nosotros mismos. Somos los únicos que podemos hacer
algo para superar nuestras dificultades, nuestra pena, nuestros enojos,
nuestros resentimientos.
El primer paso es SABER QUE PODEMOS
CAMBIAR, que podemos cambiarnos,
que podemos ampliar nuestra mirada, que podemos conectarnos más profundamente
con nosotros mismos para descubrir toda la riqueza que tenemos y que aún no
pudo aflorar.
Saber que somos parte de múltiples SISTEMAS, que nuestro
propio cuerpo es un conjunto de sistemas, que la familia de la que formamos
parte puede influirnos de múltiples formas sin que nosotros lo sepamos
conscientemente
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