Lucy me tiene desconcertada, ya no se si se comporta como gato, perro o qué.
Ha desarrollado una tremenda habilidad para abrir puertas por lo tanto: tengo dado vuelta un mueble con puertitas (mirando contra la pared) lo que me obliga a correr el mueble cada vez que quiero sacar algo (pero ya no tengo que sacar a Lucy agujereando el paquete de azúcar).
Tengo trabada la puerta de otro mueble que por suerte no abro tan seguido con un papelito porque descubrió que no cerraba hermético y podía abrir.
Tengo una silla trabando la puerta del bajo mesada donde guardo su comida porque también lo abre.
Cuando me voy a dormir, cierro la puerta de mi cuarto con llave.
Lo mejor fue que estando encerrada en la escalera, donde corre rauda a meterse cuando abro la puerta y aprovecho para dejarla adentro, fue que de pronto gritó ¡miau! pero fue un miau distinto a los otros, que significan: abrime, con quien hablás, quiero participar, tengo hambre, tengo sed. Cuestión que le abrí y se fue corriendo a su caja de arena.
1 comentario:
¿Habló claro? Creo que sí.
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