jueves, 27 de septiembre de 2012

-El mito de la caverna- (Platón)


Fue un día en el que Platón dialogaba con uno de sus discípulos intentando hacerle entender el funcionamiento de las ideas cuando comenzó a narrarle:
-Imagina hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.


-Me lo imagino.-

 - Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.-

-Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.-

-Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?-

-Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.-

-¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro del tabique?-

 -Indudablemente.-

 -Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?-

-Necesariamente.-

-Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿ no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?-

- ¡Por Zeus que sí !-

- ¿ Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?-

- Es de toda necesidad.-

- Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y , al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. 
¿ Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentiría en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?-

- Mucho más verdaderas.-

 - Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿ no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?-

 - Así es.-

 - Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos ?-

- Por cierto, al menos inmediatamente.-

- Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.-

-Sin duda.-

- Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en su propio ámbito.-

-Necesariamente.-

-Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.-

- Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.-

- Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería?-

- Por cierto.-

-Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquellos? ¿ O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y "preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre" o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida ?-

 - Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.-

- Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?-

- Sin duda. -

- Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿ no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿ no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?-

- Seguramente.-

- Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que ha en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mi me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. 

Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.-

- Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.-

- Mira también si lo compartes en esto: no hay que asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría descrita es correcta también en esto.-

- Muy natural.-

- Tampoco sería extraño que , de contemplar las cosas divinas, pasara a las humanas, se comportase desmañadamente y quedara en ridículo por ver de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma suficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado, en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en que esto es discutido por quienes jamás han visto la justicia en sí.-

- De ninguna manera sería extraño.-

- Pero si alguien tiene sentido común , recuerda que los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracionalmente cuando la ve perturbada e incapacitada de mirar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es: si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor ignorancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el resplandor. Así, en un caso se felicitará de lo que le sucede y de la vida a que accede; mientras en el otro se apiadará, y si se quiere reír de ella, su risa será menos absurda que si se descarga sobre el alma que desciende de la luz. -

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La energía, el delicado equilibrio de la vida


Tú vibras de manera particular; incluso cada uno de tus órganos tiene una forma de vibrar distinta así como tu parte mental. Cuando estás sano todo vibra en perfecta concordancia. Pero tus roles, posturas, disfraces, caretas, personalidades falsas, actuaciones, te "ciegan", no te permiten que captes nada más allá de tus necesidades materiales, se despiertan aquellos patrones negativos de conducta de vibración baja. Generalmente te concentras en las banalidades. 

Esto te aparta de tu vibración ideal y saludable. Apenas aparezca una vibración discordante, ya no habrá armonía. Es como en la música: una nota armónica, traerá consigo música armónica; una nota discordante creará un mal sonido. De algún modo, con vibraciones discordantes (negativas) dentro de ti, terminarás enfermo física o psicológicamente. 

Tú eres el que realmente activa tus propios mecanismos de auto sanación una vez que entiendes el problema y reconoces la causa por la cual estás enfermo, debes soltar lo que necesita ser liberado y depurado, tanto física como mentalmente, proponiendo soluciones sin dañar el delicado equilibrio de la vida.

La verdadera salud, depende del equilibrio de tus energías naturales interiores. Así tenemos: la energía de tu sistema autoinmune que te defiende contra los microorganismos, la energía que obtienes cuando te nutres debidamente, la energía de tu metabolismo que te ayuda a distribuir la energía por todo tu organismo, la energía proporcionada por tus hormonas para regular tu organismo, la energía proporcionada por la memoria de tus células o instintos naturales, la energía sexual (la que te hace buscar pareja y ser feliz), la energía mental y espiritual que te hace proceder correctamente y amar a los demás, etc. 

Los síntomas negativos físicos y psicológicos sólo desaparecerán si hay un buen proceso de afinación de todas estas energías.
Cada síntoma o dolencia tiene una causa diferente que ha ido generando una distorsión dentro de ti desde el nivel emocional, mental, energético hasta que llega a manifestarse en el nivel físico como un síntoma. 

Muchas enfermedades tienen los mismos síntomas, pero cada persona puede tener distintas causas de fondo. Escribe tus síntomas y la historia de tu enfermedad. Esto es lo más importante. Con frecuencia eres tú mismo el que establece y expresa las circunstancias de tu enfermedad. 
Para lograrlo, retira y elimina los antiguos patrones de conducta, tus hábitos nocivos de actitud y tus bloqueos emocionales. Realiza técnicas de meditación sencilla, sin posiciones ni respiraciones especiales, con el fin de que logres una relajación profunda, y puedas realizar los cambios internos, reprogramar tu mente hacia objetivos positivos. Si eres feliz, eres sano. 

En un cuerpo sano no puede entrar la desarmonía ni el desequilibrio, no hay estancamiento. Tienes que estar dispuesto a trabajar con paciencia, disciplina y esforzarse hacia un objetivo noble y una meta firme de bienestar y tranquilidad.

Todo lo que existe en este Universo está constituido por diferentes niveles de vibración. Los físicos subatómicos han revelado que las partículas de materia en realidad están formadas por vibraciones con diferentes frecuencias. 
Tras estudiar a fondo el ADN se ha llegado a la conclusión de que puede ser modificado mediante sonidos y frecuencias y, por tanto, por las palabras. El poder de la palabra (una clase de vibración) sobre la salud, sostenido durante milenios por diversas corrientes de pensamiento, queda entonces confirmado. 

Existen varios tipos de energía es necesario que estas fluyan correctamente por el cuerpo. Un exceso o defecto de alguna de ellas durante un tiempo prolongado producirá malestar o dolor en el físico. Sabemos que la energía es vibración, frecuencia.

Conócete a ti mismo, ve dónde están aquellos asuntos que no has digerido, aprende técnicas de fácil compresión para que las utilices en ti mismo. En cuanto a la parte física, una dieta adecuada puede mejorar tu salud y potenciar el efecto de los suplementos nutricionales. Estas dietas te pueden proporcionar los minerales que te faltan, pueden estar dirigidas a desintoxicar tu organismo, a equilibrar los niveles de glucosa en tu sangre, a mejorar tu circulación sanguínea, a tratar alguna infección o a mejorar tus niveles de energía. 

En general las dietas correctas son pobres en sal, azúcar y grasas saturadas y libres de alimentos procesados.
Para que una dieta tenga un efecto terapéutico debe incluir principalmente mucha verdura, cereales integrales, legumbres y semillas. Debe a su vez tener un nivel mínimo de toxinas por lo que se recomienda el uso de alimentos ecológicos y agua mineral.
Tu compromiso es llevar a cabo tu tarea en casa. Tu disciplina y constancia tendrán como resultado una mejor calidad de salud, mayor claridad mental, óptimo rendimiento en el trabajo diario, y más paz interior. 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Bacterias mentales


Las afirmaciones practicadas para sanar perturbaciones físicas o mentales crónicas, deberían repetirse con frecuencia, profundidad y continuidad, hasta que lleguen a formar parte integrante de nuestras más hondas convicciones intuitivas.

El hombre está dotado de una naturaleza triple, y anhela la liberación de todas las formas de sufrimiento, esto es:

1) La curación de las enfermedades corporales.
2) La curación de las enfermedades de la mente - enfermedades psicológicas- tales como el temor, la ira, los malos hábitos, la conciencia del fracaso, la carencia de confianza y de iniciativa, etcétera.
3) La curación de las enfermedades del espíritu, tales como la indiferencia, la carencia de un propósito en la vida, el dogmatismo y la soberbia intelectual, el escepticismo, el satisfacerse con el aspecto material de la existencia, y la ignorancia tanto de las leyes de la vida como de la divinidad del hombre.

Es de fundamental importancia el asignar igual valor a la prevención y a la curación de estos tres tipos de enfermedades simultáneamente.
La mayoría de los hombres fija su atención en la curación de los problemas físicos exclusivamente, debido a que éstos son los más tangibles y obvios. Mas las gentes no se percatan del hecho de que las verdaderas causas de todas las aflicciones humanas, yacen en las perturbaciones mentales tales como la ansiedad, el egoísmo, el stress, etc.

Una vez que un hombre ha destruido en sí las bacterias mentales de la intolerancia, la ira y el temor, y ha liberado su alma del poder de la ignorancia, es muy poco probable que sufra de enfermedades físicas o de privaciones materiales.

Cuando luchamos por recuperar la salud perdida, a menudo solemos prestar mayor atención al poder avasallador de la enfermedad en lugar de concentrarnos plenamente en la posibilidad de sanar; de esta forma, permitimos que la enfermedad corporal se convierta en un hábito tanto mental como físico. Este fenómeno se manifiesta especialmente en las personas tensas y aprensivas. Todo pensamiento depresivo, todo pensamiento de felicidad, de irritabilidad o de calma, graba su surco sutil en las células cerebrales, fortaleciendo nuestras tendencias ya sea hacia la enfermedad o hacia el bienestar.

Hacerse cargo de uno mismo con esfuerzo y disciplina supone desandar mentalmente lo aprendido y dotar a nuestra conducta y emocionalidad de un nuevo sentido autorrealizador (Dyer).
Adueñarse de la propia vida, puede abocar en cierta soledad. Hacerse cargo de uno mismo abarca el pasado, el presente y el futuro, asumir la responsabilidad por lo que se hizo, se hace y se hará.